De noche en la calle / Ángela Lago. Buenos Aires: Ediciones Ekaré, 2014. 2ª ed. 1 v. ISBN: 978-84-942081-3-3 

Desde la Comunidad de lectura El rey rojo dentro de los seminarios de literatura infantil y juvenil desarrollados este año y dedicados al libro de no ficción, Rosa Tabernero, la investigadora principal del grupo Ecollij de la Universidad de Zaragoza nos propone un libro muy interesante de Ángela Lago titulado “De noche en la calle”, editado en 1999 en Buenos Aires por ediciones Ekaré y reeditado en 2014.

Acostumbrados como estamos a un libro álbum de mediano o gran formato donde texto e ilustración se dan la mano y complementan las ausencias de los signos, nos encontramos ahora ante un libro álbum mudo, sin palabras, de pequeño tamaño y formato cuadrado y por tanto muy cómodo de manejar. Donde la lectura del álbum, como no podía ser de otra manera, se significa en la portada y paratextos. De hecho, las únicas palabras que pueden leerse están en la portada y en la página final de créditos, resaltadas en colores, enmarcadas y rodeadas del negro de la noche. Y detrás en la contracubierta, un símbolo de color, el color que va a dominar el lenguaje icónico que va a estar presente en cada página.

Rojo-amarillo-verde, colores principales que cuando asemejan una forma circular, que en el libro parecen frutas dentro de una caja rectangular, nos recuerdan a las luces de los semáforos de la ciudad. Personajes de siluetas poco definidas vestidos o acompañados de objetos geométricos de color rojo-amarillo-verde y azul cuyos contornos se mezclan con el negro que les rodea, con esa infinita noche que crea una atmósfera opresora.

Una atmósfera que recrea de forma magistral Ángela Lago con una fuerza pictórica expresionista donde el lenguaje visual es suficiente para contarnos como es el día a día, o más bien la noche eterna de uno de los muchos niños que viven en la calle en cualquiera de las grandes ciudades de nuestro querida Tierra. Un niño que lleva una caja de frutas y cada noche sale a la gran avenida de una ciudad para colarse entre los coches parados ante los semáforos para vender su mercancía. Un niño de color verde (que la ilustradora parece que nos muestra con unas gafas de rayos de visión nocturna para que podamos verlo bien entre la vorágine del tráfico y la oscuridad). Un niño que se encuentra de frente con el recelo, la ira, la agresividad y la maldad de unos conductores (señalados por el color rojo). Un niño que al llamar a las ventanas de los coches parados para que le hagan caso se encuentra con el temor de los pasajeros (de azul) a que les robe, con la indiferencia de una madre con su bebé (y el reflejo de su propia añoranza ante la maternal escena). Un niño que conforme cae la noche se come su propia mercancía y la comparte con un perro de la calle pintado de verde, como él, y al compartir su comida nos regala la única imagen de alegría del libro. Un niño que se ve obligado a robar para subsistir ante las miradas de reproche y acusadoras de los que pasan. Un niño que sube a su casa vacía y cuando abre lo robado se encuentra con una caja como la que tenía de frutas de colores con la que su cíclica noche puede volver a empezar.

Ángela Lago juega de manera magnífica con los colores, las figuras, la perspectiva para dar sensación de profundidad, ilustrando con fuerza narrativa la historia de la marginalidad infantil, un tema muy duro pero que, al fin y al cabo, de todo se tiene que hablar, ¿no?

 

Recomendado por Laura Fontova. Comunidad de lectura El rey rojo.